Hay indicios de asentamientos humanos desde el Paleolítico Inferior, pero no es hasta la Edad Media cuando comienza su historia oficial. También se han hallado numerosos vestigios de la ocupación romana, sobre todo en forma de antiguos mosaicos.
Alfonso III de Asturias anexionó la zona en el siglo X al Reino de Asturias, formando parte del por entonces llamado Condado de Castilla. De la repoblación cristiana se encargó en el siglo XI el conde Pedro Ansúrez, por encargo del Alfonso VI de León. El propio monarca le concedió el señorío de Valladolid a Pedro Ansúrez, pocos años más tarde obtuvo el rango de villa. Su relevancia histórica para el desarrollo y crecimiento de Valladolid se puede descubrir con un tour teatralizado. En 1208 consiguieron el título de ciudad cortesana y en 1255 el Fuero Real.
A partir de entonces el crecimiento fue imparable, llegando a marcar para siempre la historia de España. Aquí nació Enrique I de Castilla y fue proclamado rey de Fernando III el Santo. Además fue escenario de la boda de los Reyes Católicos y vio morir a Juan II de Castilla. Las reinas también fueron grandes protagonistas de la historia de Valladolid, desde María de Molina hasta Ana de Austria.
Tras el descubrimiento de América el crecimiento de Valladolid siguió imparable, estableciéndose aquí la Real Audiencia y Chancillería. De hecho, en 1550 en el Colegiode San Gregorio tuvo lugar la Junta de Valladolid, un debate que se considera sentó las bases de los derechos humanos. Tras la Guerra de las Comunidades se convirtió en una de las capitales del Imperio Español, bajo el reinado de Carlos I. Su propio hijo, Felipe II, nació en Valladolid el 21 de mayo de 1527, siendo uno de sus grandes impulsores y quien le concedió el título de ciudad. Fue entre 1601 y 1606 cuando oficialmente Valladolid fue capital de España, a instancias del rey Felipe III. A lo largo del tiempo varios personajes históricos establecieron aquí su residencia, incluyendo religiosos, escritores o navegantes. Entre ellos se encuentran San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Ávila, fray Luis de León, Cristóbal Colón o Miguel de Cervantes.
A pesar del decaimiento provocado por la pérdida de la capitalidad, la Ilustración trajo nuevos aires a la ciudad. En esa época comenzó el proceso de saneamiento urbano, se crearon academias de arte y de historia y se construyó el Canal de Castilla.
Las primeras tropas francesas llegaron a Valladolid en 1808, por aquel entonces España y Francia eran aliados. Cuando estalló el motín de Aranjuez la ciudad también se amotinó, pero tras la derrota en la Batalla de Cabezón permanecieron bajo dominio francés hasta 1812. Cinco años más tarde nacería en Valladolid José Zorrilla, poeta y dramaturgo autor de Don Juan Tenorio.
Tras la guerra el progreso se fue recuperando poco a poco, impulsado por la Desamortización de Mendizábal y la llegada del ferrocarril. A partir de entonces hay grandes cambios urbanísticos, se construyen nuevas calles y plazas, se inaugura el alumbrado público y se abren los primeros bancos y diarios.
Valladolid fue uno de los epicentros del golpe de Estado que dio lugar a la Guerra Civil Española, siendo la primera gran ciudad en la que triunfó la sublevación militar. Desde aquí el bando sublevado pronto se extendió por toda la provincia, llegando incluso a orquestar la marcha sobre Madrid. Gracias a eso la ciudad nunca estuvo en el frente de guerra, pero esto no evitó los bombardeos de los republicanos ni las represiones franquistas. Un año después de acabar la guerra, el 21 de septiembre de 1940 explota el polvorín del Pinar de Antequera. Con más de 100 muertos provocados por el incidente, fue la mayor tragedia ocurrida en la ciudad en el siglo XX.
Aunque los primeros años de la posguerra fueron duros, pronto llegó el progreso impulsado por la industria automovilística. Precisamente los trabajadores de ese sector, junto a los estudiantes, encabezaron las protestas contra el régimen. Cuando siete estudiantes vallisoletanos fueron juzgados y condenados en Madrid, fue tal el malestar social que las autoridades como represalia ordenaron clausurar la Universidad de Valladolid.
En la década de los 80 Valladolid acoge la Junta y Cortes de Castilla y León, convirtiéndose de facto en la capital de esta comunidad autónoma. Ya en el siglo XXI acogió el II Congreso Internacional de la Lengua Española, recibió el premio como Mejor Proyecto de Iluminación Urbana y fue declarada por la Unesco Ciudad Amiga de la Infancia.
En Las Palmas de Gran Canaria podemos encontrar numerosos lugares de interés, pero aquí te recomendamos los cinco mejores.
Fray Juan de Torquemada, tío del famoso inquisidor, se encargó de conseguir las bulas papales y de sufragar las obras de construcción de la iglesia de San Pablo en 1468. Casi dos siglos más tarde, el Duque de Lerma impulsó la reforma de la fachada principal, la llenó de esculturas góticas y dotó al convento de numerosas obras de arte (muchas hoy se exhiben en Museo del Prado). Los reyes Felipe II y Felipe IV fueron bautizados en la Iglesia de San Pablo de Valladolid. La fachada de San Pablo es sin duda la joya gótica por excelencia de Valladolid. Su recargada ornamentación, propia del estilo gótico isabelino, hace que los visitantes pasen varios minutos contemplando esta portada del siglo XVI.
La Plaza Mayor de Valladolid es una de las más grandes de España. Se la conoce como Plaza Mayor desde el siglo XIV, ya que su nombre anterior era Plaza del Mercado. Los gremios que antiguamente se ubicaban en las inmediaciones de esta plaza principal, han sido sustituidos hoy en día por bares, joyerías y bancos. Cerrada y con soportales, la plaza ha sido usada como mercado y como escenario de celebraciones populares a lo largo de la historia de Valladolid. Entre los sucesos más destacados de los que la Plaza Mayor de Valladolid fue protagonista, destacan los autos de fe de la Inquisición, retratados por Miguel Delibes en su novela El hereje. En 1561, tras un incendio que acabó con prácticamente toda la ciudad, Felipe II se comprometió a reconstruir su ciudad natal y la dotó de la primera plaza mayor regular de España. Su estructura ha sido copiada posteriormente en otras ciudades como Madrid o Salamanca.
El Museo está situado en el inmueble que ocupó el escritor durante su estancia en Valladolid entre los años 1604 y 1606. La estancia de Cervantes en Valladolid coincidió con la publicación de la primera edición de El Quijote, en 1605. En su interior se intenta recrear el ambiente que pudo respirar el escritor en una casa discretamente decorada, de acuerdo con las posibilidades de un hidalgo español del siglo XVII.
Fallecido José Zorrilla el 23 de enero de 1893 el Ateneo de Madrid lanzó la idea de erigir en Valladolid un monumento que perpetuara la gloria del poeta, realizándose una subscripción nacional. Se anunció un concurso, que fue dirigido por figuras muy representativas de las letras y las artes. Inmediatamente comienzan a recibirse propuestas y ofrecimientos de varios escultores para realizar dicha obra. Tras alguna duda se decide convocar concurso firmando las bases en marzo de 1899 con un presupuesto de 23.366 pesetas.
Esta obra del escultor sevillano Antonio Susillo, fundida en París y destinada a la ciudad cubana de La Habana, se ubicó en su emplazamiento actual en 1905. La decisión de situarla en la que hoy es la Plaza de Colón de Valladolidfue resultado de una encuesta organizada por el diario El Norte de Castilla. El conjunto escultórico está elaborado con piedra y bronce. Las figuras que representan adoptan una forma escalonada. En su base aparecen relieves que escenifican momentos de la vida de Colón, mientras que en sus ángulos se disponen cuatro cuerpos alegóricos que representan la Historia, la Náutica, el Valor y el Estudio. Sobre el segundo se apoya un globo terráqueo que ostenta el lema 'Non plus Ultra' (No más allá en latín) inscrito en una cinta, la cual es rasgada por un león en una escena simbólica que hace referencia a la superación por parte del navegante de los que se creían los límites de la Tierra, la superación del gran océano . Culmina el monumento la figura de Cristobal Colón, arrodillada, delante de la alegoría de la Fe.